La extinción de un fuego sólo se consigue si se aplica un agente efectivo en el punto donde se produce la combustión. Durante siglos, el método empleado ha sido dirigir un chorro compacto de agua desde una distancia segura hacia la base del fuego; sin embargo, un método más eficaz consiste en aplicar agua en forma pulverizada, lo que aumenta el efecto refrigerante del agua y la conversión de agua en vapor. De esta forma, el agua es el método excelente para la extinción de incendios, exceptuando los de tipo D (metales) y eléctricos.
domingo, 13 de septiembre de 2009
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